Tango..

La noche gira
sin prisa
de nostalgia…
habra de ser un tango
nuestra herida
Un acordeon sangriento
nuestras almas
seremos esta noche
todo el dia
vuelve a mi
amame sin luz
en nuestra alcoba azul
Donde no hubo sol para nosotros
Ciegame
Mata mi corazon en nuestra alcoba azul
Mi amor…

Hoy es un dia simple
sin mayor emocion
cosas buenas …
cosas malas
lo mejor mi mama y escuchar una voz que amo
lo peor … en realidad este dia no hay nada peor
no hasta el momento
cosas que siento
cosas que pienso …
Espero que en vacaciones pueda ver a
alguien …se le quiere bien
musica de fondo …
bailar , si quiero bailar
esos ritmos supongo que llegan a la parte jarocha que hay
en mi cuerpo y finalmente me dan ganas de moverlo
a ritmo de la musica…
musica de mi corazon
los tambores retumban
una
dos
tres
mi voz sale grave …
y una lagrima intenta escurrirse de mis ojos
con la sonrisa atravesada en el rostro
yo solo puedo evocar una ola de antaño

sola sin tu cariño…
voy caminando…

esa tonada la recuerdo perfectamente
y me evoca mas alegria que pena
hoy me siento feliz y tranquila
el aire fresco toca mi rostro
aunque sea artificial porque el infierno
que es la vida fuera de estas cuatro paredes no es
nada apetecible y sin embargo se llega a disfrutar
ese lejano aroma a carne asada
casi el ver pasar una bola de paja
las cosas se tornaron a mi favor esta vez y debo aprovechar la revancha
nada
nadie
solo yo
soñar que no soy
y entonces el cuerpo no importa
el sueño regresa
fiel y dulce
soy yo
y esta es mi vida…
dulce sabor de sandía

Jack Kerouac..On the road..

well a lot of people have asked me why did I write that book, or any book? All the stories I wrote were true, 'cause I believed in what I saw. I was travelling west one time, at the junction of the state line of Colorada - its arid western one, and the state line of poor Utah. I saw in the clouds huge and massed above the fearing golden desert of even fall - the Great Image of God, with four finger pointed straight at me. Through halos and rolls and gold foals that were like the existence of the gleaming spear in His right hand which sayeth "C'mon boy, go thou across the ground. Go moan for Man. Go Moan. Go Groan. Go Groan alone. Go roll your bones. Alone. Go thou and be little beneath my sight. Go thou and be minutest seed in the pod Go thou go thou - die hence, and if this world report you well and truly" Anyway I wrote the book because we're all gonna die."

Parler..

Inutile de frapper aux portes condamnées. Il n’y a pas de portes, mais des miroirs. Inutile de fermer les yeux, ou de retourner parmi les hommes : cette lucidité ne m’abandonne plus.

Je briserai les miroirs, je mettrai en morceaux mon image, que mon complice, mon délateur, chaque matin reconstitue pieusement.
La solitude de la conscience et la conscience de la solitude, le jour avec pain et eau, la nuit sans eau. Sécheresse, champ ravagé par un soleil sans paupières, oeil atroce, ô conscience ! présent pur où le passé et l’avenir brûlent sans éclat ni espérance. Tout débouche dans cette éternité qui ne débouche nulle part.
Là où s’effacent les chemins, où s’achèvent le silence, j’invente le désespoir, l’esprit qui me conçoit, la main qui me dessine, l’oeil qui me découvre. J’invente l’ami qui m’invente, mon semblable ; et la femme, mon contraire, tour que je couronne d’oriflammes, muraille que mon écume assaille, ville dévastée qui renaît lentement sous la domination de mes yeux.
Contre le silence et le vacarme, j’invente la Parole, liberté qui s’invente elle-même et m’invente chaque jour.


Inútil tocar a puertas condenadas. No hay puertas, hay espejos. Inútil cerrar los ojos o volver entre los hombres: esta lucidez ya no me abandona.
Romperé los espejos, haré trizas mi imagen –que cada mañana rehace piadosamente mi cómplice, mi delator–. La soledad de la conciencia y la conciencia de la soledad, el día a pan y agua, la noche sin agua. Sequía, campo arrasado por un sol sin párpados, ojo atroz, oh conciencia, presente puro donde pasado y porvenir arden sin fulgor ni esperanza. Todo desemboca en esta eternidad que no desemboca.
Allá, donde los caminos se borran, donde acaba el silencio, invento la desesperación, la mente que me concibe, la mano que me dibuja, el ojo que me descubre. Invento al amigo que me inventa, mi semejante; y a la mujer, mi contrario: torre que corono de banderas, muralla que escalan mis espumas, cuidad devastada que renace lentamente bajo la dominación de mis ojos.

Contra el silencio y el bullicio invento la Palabra, libertad que se inventa y me inventa cada día.

Rayuelando..















Por la mañana tendría que ir a lo del viejo Trouille y ponerle al día la correspondencia con Latinoamérica. Salir, hacer, poner al día, no eran cosas que ayudaran a dormirse. Poner al día, vaya expresión. Hacer. Hacer algo, hacer el bien, hacer pis, hacer tiempo, la acción en todas sus barajas. Pero detrás de toda acción había una protesta, porque todo hacer significaba salir de para llegar a, o mover algo para que estuviera aquí y no allí, o entrar en esa casa en vez de no entrar o entrar en la de al lado, es decir que en todo acto había la admisión de una carencia, de algo no hecho todavía y que era posible hacer, la protesta tácita frente a la continua evidencia de la falta, de la merma, de la parvedad del presente. Creer que la acción podía colmar, o que la suma de las acciones podía realmente equivaler a una vida digna de este nombre, era una ilusión de moralista. Valía más renunciar, porque la renuncia a la acción era la protesta misma y no su máscara. Oliveira encendió otro cigarrillo, y su mínimo hacer lo obligó a sonreírse irónicamente y a tomarse el pelo en el acto mismo.. Julio Cortazar, Capitulo 3, Rayuela

Amarga, Dulce, bella insolencia



Fortino Samano, zapatiste..
Il est devant le peloton d'éxécution
On lui demande sa dernière volonté..
Il allume un cigare..
Les soldats tirent, lui, il sourit..
Il sourit à cette mort là..
Dulce, Amarga, Bella Insolencia..

Tango "Uno"


Uno

Tango (03'48")
Música: Mariano Mores
Letra: Enrique Santos Discepolo
Orquesta Héctor Stamponi
Canta: Edmundo Rivero
Buenos Aires 1959


Letra:

Uno busca lleno de esperanzas
el camino que los sueños
prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel
y es mucha pero lucha y se desangra
por la fe que lo empecina...
Uno va arrastrándose entre espinas
y en su afán de dar su amor,
sufre y se destroza hasta entender
que uno se ha quedao sin corazón...
Precio de castigo que uno entrega
por un beso que no llega
a un amor que lo engañó...
¡Vacío ya de amar y de llorar
tanta traición!

Si yo tuviera el corazón...
(El corazón que di...)
Si yo pudiera como ayer
querer sin presentir...
Es posible que a tus ojos
que me gritan tu cariño
los cerrara con mis besos...
Sin pensar que eran como esos
otros ojos, los perversos,
los que hundieron mi vivir.
Si yo tuviera el corazón...
(El mismo que perdí...)
Si olvidara a la que ayer
lo destrozó y... pudiera amarte..
me abrazaría a tu ilusión
para llorar tu amor...

Pero, Dios te trajo a mi destino
sin pensar que ya es muy tarde
y no sabré cómo quererte...
Déjame que llore
como aquel sufre en vida
la tortura de llorar su propia muerte...
Pura como sos, habrías salvado
mi esperanza con tu amor...
Uno está tan solo en su dolor...
Uno está tan ciego en su penar....
Pero un frío cruel
que es peor que el odio
-punto muerto de las almas,
tumba horrenda de mi amor-
maldijo para siempre y me robó...
toda ilusión...


Vientos alisios - Julio Cortazar


Vaya a saber a quién se le había ocurrido, tal vez a Vera la noche de su cumpleaños cuando Mauricio insistía en que empezaran otra botella de champaña y entre copa y copa bailaban en el salón pegajoso de humo de cigarro y medianoche, o quizá a Mauricio en ese momento en que Blues in Thirds les traía desde tan antes el recuerdo de los primeros tiempos, de los primeros discos cuando los cumpleaños eran más que una ceremonia cadenciosa y recurrente. Como un juego, hablar mientras bailaban, cómplices sonrientes en la modorra paulatina del alcohol y del humo, decirse que por qué no, puesto que al fin y al cabo, ya que podían hacerlo y allá sería el verano, habían mirado juntos e indiferentes el prospecto de la agencia de viajes, de golpe la idea, Mauricio o Vera, simplemente telefonear, irse al aeropuerto, probar si el juego valía la pena, esas cosas se hacen de una vez o no, al fin y al cabo qué, en el peor de los casos volverse con la misma amable ironía que los había devuelto de tantos viajes aburridos, pero probar ahora de otra manera, jugar el juego, hacer el balance, decidir.
Porque esta vez (y ahí estaba lo nuevo, la idea que se le había ocurrido a Mauricio pero que bien podía haber nacido de una reflexión casual de Vera, veinte años de vida en común, la simbiosis mental, las frases empezadas por uno y completadas desde el otro extremo de la mesa o el otro teléfono), esta vez podía ser diferente, no había más que codificarlo, divertirse desde el absurdo total de partir en diferentes aviones y llegar como desconocidos al hotel, dejar que el azar los presentara en el comedor o en la playa al cabo de uno o dos días, mezclarse con las nuevas relaciones del veraneo, tratarse cortésmente, aludir a profesiones y familias en la rueda de los cócteles, entre tantas otras profesiones y otras vidas que buscarían como ellos el leve contacto de las vacaciones. A nadie iba a llamarle la atención la coincidencia de apellido puesto que era un apellido vulgar, sería tan divertido graduar el lento conocimiento mutuo, ritmándolo con el de los otros huéspedes, distraerse con la gente cada uno por su lado, favorecer el azar de los encuentros y de cuando en cuando verse a solas y mirarse como ahora mientras bailaban Blues in Thirds y por momentos se detenían para alzar las copas de champaña y las chocaban suavemente con el ritmo exacto de la música, corteses y educados y cansados y ya la una y media entre tanto humo y el perfume que Mauricio había querido poner esa noche en el pelo de Vera, preguntándose si no se habría equivocado de perfume, si Vera alzaría un poco la nariz y aprobaría, la difícil y rara aprobación de Vera.
Siempre habían hecho el amor al final de sus cumpleaños, esperando con amable displicencia la partida de los últimos amigos, y esta vez en que no había nadie, en que no habían invitado a nadie porque estar con gente los aburría más que estar solos, bailaron hasta el final del disco y siguieron abrazados, mirándose en una bruma de semisueño, salieron del salón manteniendo todavía un ritmo imaginario, perdidos y casi felices y descalzos sobre la alfombra del dormitorio, se demoraron en un lento desnudarse al borde de la cama, ayudándose y complicándose y besos y botones y otra vez el encuentro con las inevitables preferencias, el ajuste de cada uno a la luz de la lámpara que los condenaba a la repetición de imágenes cansadas, de murmullos sabidos, el lento hundirse en la modorra insatisfecha después de la repetición de las fórmulas que volvían a las palabras y a los cuerpos como un necesario, casi tierno deber.
Por la mañana era domingo y lluvia, desayunaron en la cama y lo decidieron en serio; ahora había que legislar, establecer cada fase del viaje para que no se volviera un viaje más y sobre todo un regreso más. Lo fijaron contando con los dedos: irían separadamente, uno, vivirían en habitaciones diferentes sin que nada les impidiera aprovechar del verano, dos, no habría censuras ni miradas como las que tanto conocían, tres, un encuentro sin testigos permitiría cambiar impresiones y saber si valía la pena, cuatro, el resto era rutina, volverían en el mismo avión puesto que ya no importarían los demás (o sí, pero eso se vería con arreglo al artículo cuatro), cinco. Lo que iba a pasar después no estaba numerado, entraba en una zona a la vez decidida e incierta, suma aleatoria en la que todo podía darse y de la que no había que hablar. Los aviones para Nairobi salían los jueves y los sábados, Mauricio se fue en el primero después de un almuerzo en el que comieron salmón por si las moscas, recitándose brindis y regalándose talismanes, no te olvides de la quinina, acordate que siempre dejás en casa la crema de afeitar y las sandalias.
Divertido llegar a Mombasa, una hora de taxi y que la llevaran al Trade Winds, a un bungalow sobre la playa con monos cabriolando en los cocoteros y sonrientes caras africanas, ver de lejos a Mauricio ya dueño de casa, jugando en la arena con una pareja y un viejo de patillas rojas. La hora de los cócteles los acercó en la veranda abierta sobre el mar, se hablaba de caracoles y arrecifes, Mauricio entró con una mujer y dos hombres jóvenes, en algún momento quiso saber de dónde venía Vera y explicó que él llegaba de Francia y que era geólogo. A Vera le pareció bien que Mauricio fuera geólogo y contestó las preguntas de los otros turistas, la pediatría que cada tanto le reclamaba unos días de descanso para no caer en la depresión, el viejo de las patillas rojas era un diplomático jubilado, su esposa se vestía como si tuviera veinte años pero no le quedaba tan mal en un sitio donde casi todo parecía una película en colores, camareros y monos incluidos y hasta el nombre Trade Winds que recordaba a Conrad y a Somerset Maugham, los cócteles servidos en cocos, las camisas sueltas, la playa por la que se podía pasear después de la cena bajo una luna tan despiadada que las nubes proyectaban sus movientes sombras sobre la arena para asombro de gentes aplastadas por cielos sucios y brumosos.
Los últimos serán los primeros, pensó Vera cuando Mauricio dijo que le habían dado una habitación en la parte más moderna del hotel, cómoda pero sin la gracia de los bungalows sobre la playa. Se jugaba a las cartas por la noche, el día era un diálogo interminable de sol y sombra, mar y refugio bajo las palmeras, redescubrir el cuerpo pálido y cansado a cada chicotazo de las olas, ir a los arrecifes en piragua para sumergirse con máscaras y ver los corales azules y rojos, los peces inocentemente próximos. Sobre el encuentro con dos estrellas de mar, una con pintas rojas y la otra llena de triángulos violeta, se habló mucho el segundo día, a menos que ya fuera el tercero, el tiempo resbalaba como el tibio mar sobre la piel, Vera nadaba con Sandro que había surgido entre dos cócteles y se decía harto de Verona y de automóviles, el inglés de las patillas rojas estaba insolado y el médico vendría de Mombasa para verlo, las langostas eran increíblemente enormes en su última morada de mayonesa y rodajas de limón, las vacaciones. De Anna sólo se había visto una sonrisa lejana y como distanciadora, la cuarta noche vino a beber al bar y llevó su vaso a la veranda donde los veteranos de tres días la recibieron con informaciones y consejos, había erizos peligrosos en la zona norte, de ninguna manera debía pasear en piragua sin sombrero y algo para cubrirse los hombros, el pobre inglés lo estaba pagando caro y los negros se olvidaban de prevenir a los turistas porque para ellos, claro, y Anna agradeciendo sin énfasis, bebiendo despacio su martini, casi mostrando que había venido para estar sola desde algún Copenhague o Estocolmo necesitado de olvido. Sin siquiera pensado Vera decidió que Mauricio y Anna, seguramente Mauricio y Anna antes de veinticuatro horas, estaba jugando al ping-pong con Sandro cuando los vio irse al mar y tenderse en la arena, Sandro bromeaba sobre Anna que le parecía poco comunicativa, las nieblas nórdicas, ganaba fácilmente las partidas pero el caballero italiano cedía de cuando en cuando algunos puntos y Vera se daba cuenta y se lo agradecía en silencio, veintiuno a dieciocho, no había estado mal, hacía progresos, cuestión de aplicarse.
En algún momento antes del sueño Mauricio pensó que después de todo lo estaban pasando bien, casi cómico decirse que Vera dormía a cien metros de su habitación en el envidiable bungalow acariciado por las palmeras, qué suerte tuviste, nena. Habían coincidido en una excursión a las islas cercanas y se habían divertido mucho nadando y jugando con los demás; Anna tenía los hombros quemados y Vera le dio una crema infalible, usted sabe que un médico de niños termina por saber todo sobre las cremas, retorno vacilante del inglés protegido por una bata celeste, de noche la radio hablando de Yomo Kenyatta y de los problemas tribales, alguien sabía mucho sobre los Massai y los entretuvo a lo largo de muchos tragos con leyendas y leones, Karen Blixen y la autenticidad de los amuletos de pelo de elefante, nilón puro y así iba todo en esos países. Vera no sabía si era miércoles o jueves, cuando Sandro la acompañó al bungalow después de un largo paseo por la playa donde se habían besado como esa playa y esa luna lo requerían, ella lo dejó entrar apenas él le apoyó una mano en el hombro, se dejó amar toda la noche, oyó extrañas cosas, aprendió diferencias, durmió lentamente, saboreando cada minuto del largo silencio bajo un mosquitero casi inconcebible. Para Mauricio fue la siesta, después de un almuerzo en que sus rodillas habían encontrado los muslos de Anna, acompañarla a su piso, murmurar un hasta luego frente a la puerta, ver cómo Anna demoraba la mano en el pestillo, entrar con ella, perderse en un placer que sólo los liberó por la noche, cuando ya algunos se preguntaban si no estarían enfermos y Vera sonreía inciertamente entre dos tragos, quemándose la lengua con una mezcla de Campari y ron keniano que Sandro batía en el bar para asombro de Moto y de Nikuku, esos europeos acabarían todos locos.
El código fijaba el sábado a las siete de la tarde, Vera aprovechó un encuentro sin testigos en la playa y mostró a la distancia un palmeral propicio. Se abrazaron con un viejo cariño, riéndose como chicos, acatando el artículo cuatro, buena gente. Había una blanda soledad de arena y ramas secas, cigarrillos y ese bronceado del quinto o sexto día en que los ojos se ponen a brillar como nuevos, en que hablar es una fiesta. Nos está yendo muy bien, dijo Mauricio casi enseguida, y Vera sí, claro que nos está yendo muy bien, se te ve en la cara y en el pelo, por qué en el pelo, porque te brilla de otra manera, es la sal, burra, puede ser pero la sal más bien apelmaza la pilosidad, la risa no los dejaba hablar, era bueno no hablar mientras se reían y se miraban, un último sol acostándose velozmente, el trópico, mirá bien y verás el rayo verde legendario, ya hice la prueba desde mi balcón y no vi nada, ah, claro, el señor tiene un balcón, sí señora un balcón pero usted goza de un bungalow para ukeleles y orgías. Resbalando sin esfuerzo, con otro cigarrillo, de verdad, es maravilloso, tiene una manera que. Así será, si vos lo decís. Y la tuya, hablá. No me gusta que digas la tuya, parece una distribución de premios. Es. Bueno, pero no así, no Anna. Oh, qué voz tan llena de glucosa, decís Anna como si le chuparas cada letra. Cada letra no, pero. Cochino. Y vos, entonces. En general no soy yo la que chupa, aunque. Me lo imaginaba, esos italianos vienen todos del decamerón. Momento, no estamos en terapia de grupo, Mauricio. Perdón, no son celos, con qué derecho. Ah, good boy. ¿ Entonces sí? Entonces sí, perfecto, lentamente, interminablemente perfecto. Te felicito, no me gustaría que te fuera menos bien que a mí. No sé cómo te va a vos pero el artículo cuatro manda que. De acuerdo, aunque no es fácil convertirlo en palabras, Anna es una ola, una estrella de mar. ¿La roja o la violeta? Todas juntas, un río dorado, los corales rosa. Este hombre es un poeta escandinavo. Y usted una libertina veneciana. No es de Venecia, de Verona. Da lo mismo, siempre se piensa en Shakespeare. Tenés razón, no se me había ocurrido. En fin, así vamos, verdad. Así vamos, Mauricio, y todavía nos quedan cinco días. Cinco noches, sobre todo, aprovechalas bien. Creo que sí, me ha prometido iniciaciones que él llama artificios para llegar a la realidad. Me los explicarás, espero. En detalle, imaginate, y vos me contarás de tu río de oro y los corales azules. Corales rosa, chiquita. En fin, ya ves que no estamos perdiendo el tiempo. Eso habrá que verlo, en todo caso no perdemos el presente y hablando de eso no es bueno que nos quedemos mucho en el artículo cuatro. ¿Otro remojón antes del whisky? Del whisky, qué grosería, a mí me dan Carpano combinado con ginebra y angostura. Oh, Perdón. No es nada, los refinamientos llevan tiempo, vamos en busca del rayo verde, en una de ésas quién te dice.
Viernes, día de Robinson, alguien lo recordó entre dos tragos y se habló un rato de islas y naufragios, hubo un breve y violento chubasco caliente que plateó las palmeras y trajo más tarde un nuevo rumor de pájaros, las migraciones, el viejo marinero y su albatros, era gente que sabía vivir, cada whisky venía con su ración de folklore, de viejas canciones de las Hébridas o de Guadalupe, al término del día Vera y Mauricio pensaron lo mismo, el hotel merecía su nombre, era la hora de los vientos alisios para ellos, Anna la dadora de vértigos olvidados, Sandro el hacedor de máquinas sutiles, vientos alisios devolviéndolos a otros tiempos sin costumbres, cuando habían tenido también un tiempo así, invenciones y deslumbramientos en el mar de las sábanas, solamente que ahora, solamente que ya no ahora y por eso, por eso los alisios que soplarían aún hasta el martes, exactamente hasta el final del interregno que era otra vez el pasado remoto, un viaje instantáneo a las fuentes aflorando otra vez, bañándolos de una delicia presente pero ya sabida, alguna vez sabida antes de los códigos, de Blues in Thirds.
No hablaron de eso a la hora de encontrarse en el Boeing de Nairobi, mientras encendían juntos el primer cigarrillo del retorno. Mirarse como antes los llenaba de algo para lo que no había palabras y que los dos callaron entre tragos y anécdotas del Trade Winds, de alguna manera había que guardar el Trade Winds, los alisios tenían que seguir empujándolos, la buena vieja querida navegación a vela volviendo para destruir las hélices, para acabar con el sucio lento petróleo de cada día contaminando las copas de champaña del cumpleaños, la esperanza de cada noche. Vientos alisios de Anna y de Sandro, seguir bebiéndolos en plena cara mientras se miraban entre dos bocanadas de humo, por qué Mauricio ahora si Sandro seguía siempre ahí, su piel y su pelo y su voz afinando la cara de Mauricio como la ronca risa de Anna en pleno amor anegaba esa sonrisa que en Vera valía amablemente como una ausencia. No había artículo seis pero podían inventarlo sin palabras, era tan natural que en algún momento él invitara a Anna a beber otro whisky que ella, aceptándolo con una caricia en la mejilla, dijera que sí, dijera sí, Sandro, sería tan bueno tomarnos otro whisky para quitamos el miedo de la altura, jugar así todo el viaje, ya no había necesidad de códigos para decidir que Sandro se ofrecería en el aeródromo para acompañar a Anna hasta su casa, que Anna aceptaría con el simple acatamiento de los deberes caballerescos, que una vez en la casa fuera ella quien buscara las llaves en el bolso e invitara a Sandro a tomar otro trago, le hiciera dejar la maleta en el zaguán y le mostrara el camino del salón, disculpándose por las huellas de polvo y el aire encerrado, corriendo las cortinas y trayendo hielo mientras Sandro examinaba con aire apreciativo las pilas de discos y el grabado de Friedlander. Eran más de las once de la noche, bebieron las copas de la amistad y Anna trajo una lata de paté y bizcochos, Sandro la ayudó a hacer canapés y no llegaron a probados, las manos y las bocas se buscaban, volcarse en la cama y desnudarse ya enlazados, buscarse entre cintas y trapos, arrancarse las últimas ropas y abrir la cama, bajar las luces y tomarse lentamente, buscando y murmurando, sobre todo esperando y murmurándose la esperanza.
Vaya a saber cuándo volvieron los tragos y los cigarrillos, las almohadas para sentarse en la cama y fumar bajo la luz de la lámpara en el suelo. Casi no se miraban, las palabras iban hasta la pared y volvían en un lento juego de pelota para ciegos, y ella la primera preguntándose como a sí misma qué sería de Vera y de Mauricio después del Trade Winds, qué sería de ellos después del regreso.
-Ya se habrán dado cuenta -dijo él-. Ya habrán comprendido y después de eso no podrán hacer más nada.
-Siempre se puede hacer algo -dijo ella-, Vera no se va a quedar así, bastaba con verla.
-Mauricio tampoco -dijo él-, lo conocí apenas pero era tan evidente. Ninguno de los dos se va a quedar así y casi es fácil imaginar lo que van a hacer.
-Sí, es fácil, es como verlo desde aquí.
-No habrán dormido, igual que nosotros, y ahora estarán hablándose despacio, sin mirarse. Ya no tendrán nada que decirse, creo que será Mauricio el que abra el cajón y saque el frasco azul. Así, ves, un frasco azul como éste.
-Vera las contará y las dividirá -dijo ella-. Le tocaban siempre las cosas prácticas, lo hará muy bien. Dieciséis para cada uno, ni siquiera el problema de un número impar.
-Las tragarán de a dos, con whisky y al mismo tiempo, sin adelantarse.
-Serán un poco amargas -dijo ella.
-Mauricio dirá que no, más bien ácidas.
-Sí, puede que sean ácidas. Y después apagarán la luz, no se sabe por qué.
-Nunca se sabe por qué, pero es verdad que apagarán la luz y se abrazarán. Eso es seguro, sé que se abrazarán.
-En la oscuridad -dijo ella buscando el interruptor-. Así, verdad.
-Así -dijo él.
De Alguien que anda por ahí
Cortázar, Julio; Cuentos completos 2, Buenos Aires, Alfaguara, 1996

Inventar..Histoires d'amour d'Amérique latine..



... el surrealismo de mis libros corresponde un poco a la mentalidad indígena, mágica y primitiva, a la mentalidad de esta gente que está siempre entre lo real y lo que se inventa. Y creo que esto es lo que forma el eje principal de mi pretendido surrealismo.1



... el surrealismo adquiere un carácter mágico y diferente por completo. El no trata de una actitud intelectual, pero de una actitud vital, existencial. Es la actitud del indio que, con su mentalidad primitiva e infantil, mezcla lo real y lo imaginario, lo real y el sueño.


Mi realismo es “mágico” porque él revela un poco del sueño como lo conciben los surrealistas. Tal como lo conciben también los Mayas en sus textos sagrados. Leyendo estos últimos yo me he dado cuenta que existe una realidad palpable sobre la cual se enraiza otra, creada por la imaginación, y que se envuelve de tantos detalles que se hace tan “real” como la otra. Toda mi obra se desenvuelve entre esas dos realidades: la una social, política, popular, con personajes que hablan como habla el pueblo guatemalteco; la otra imaginaria, que les encierra en una especie de ambiente y de paisaje de sueño.

Miguel Angel Asturias

Pensando en Julio Cortazar..mientras vagabundeaba en la rue Monge


Capítulo 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Les Instants T, Kairos..





Sur l'un des murs de ma chambre est accrochee une belle et tres vieille horloge qui ne marche pas. Ses aiguilles, arretees depuis longtemps, marquent imperturbablement la meme heure: sept heures precises.
La plupart du temps, l'horloge n'est qu'inutile decoration sur un mur vide blanc. Toutefois, il y a deux moments dans la journee, deux instants fugaces, ou la vieille horloge, tel un phenix, semble renaitre de ses cendres.
Lorsque toutes les horloges de la ville, dans leur course folle, marquent sept heures, et que les coucous et les gongs des autres pendules repetent sept fois leur chant, la vieille horloge de ma chambre parait reprendre vie. Deux fois par jour, matin et soir, l'horloge est en parfaite harmonie avec le reste de l'univers.
Si quelqu'un regardait l'horloge uniquement a ces moments-la, il dirait qu'elle marche parfaitement...Mais, tout de suite apres, alors que les autres horloges se taisent et que leurs aiguilles poursuivent leur ronde monotone, ma vieille horloge perd la cadence et reste fidele a cette heure qui un jour a interrompu sa course.
Et moi, j'aime cette horloge. Et plus je parle d'elle, plus je l'aime, car il me semble que je lui ressemble chaque jour d'avantage.
Je suis moi aussi arrete dans un temps. Je me sens aussi cloue et immobile. Je suis moi aussi, en quelque sorte, un ornement inutile sur un mur vide. Mais je profite egalement d'instants fugaces ou, mysterieusement, vient mon heure.
Dans ces moments la, j'ai l'impression de vivre.Tout est clair et le monde devient merveilleux. Je peux creer, rever, voler, dire et sentir plus de choses au cours de ces instants que tout le reste du temps. Ces conjonctions harmoniques se produisent et se repetent a maintes reprises , telle une sequence inexorable.
La premiere fois que je l'ai ressenti, j'ai essaye de m'accrocher a cet instant, croyant que je pourrais le faire durer toujours. Mais il n'en fut rien. Comme mon amie l'horloge, a moi aussi m'echappe le temps des autres.
...Passe ces moments, les horloges qui habitent les autres hommes continuent leur ronde, et je retourne a la mort statique de mon train-train, a mon travail, a mes conversations de cafe, a cette ennuyeuse deambulation que j'ai pris l'habitude d'appeler Vie.
Mais je sais que la vie est autre chose.
Je sais que la Vie, la vraie Vie, est la somme de ces instants qui, bien que fugaces, nous permettent de percevoir notre syntonie avec l'univers.
C'est pourquoi je t'aime, vieille horloge.
Parce que nous sommes pareils, toi et moi.


"L'horloge arretee a sept heures" de Papini

ser barro en las manos de la vida...


Entre tes doigts l’argile prend forme
L ’homme de demain sera hors norme
Un peu de glaise avant la fournaise
Qui me durcira

Je n'étais q’une ébauche au pied de la falaise
Un extrait de roche sous l’éboulis
Dans ma cité lacustre à broyer des fadaises

Malaxe
Le cœur de l'automate
Malaxe
Malaxe les omoplates
Malaxe le thorax

Issu de toi
Issue de moi
On s'est hissés sur un piédestal
Et du haut de nous deux on a vu
Et du haut de nous deux on a vu

Tes calculs mentholés dans ta bouche ça piquait
J'ai pas compté j’escomptais
Mais une erreur de taille s'est glissée
Et j'y suis resté

Malaxe
Le cœur de l'automate
Malaxe
Malaxe les omoplates
Malaxe le thorax

Issu de toi
Issue de moi
On s'est hissés sur un piédestal
Et du haut de nous deux on a vu
Et du haut de nous deux on a vu

Malaxe
Malaxe













sé que voy a quererte sin preguntas

sé que vas a quererme sin respuestas

sé que me quisiste sin preguntas
sé que te quise sin respuestas

Mario Benedetti



B. [el Hombre]
¿Valdrá la pena amar lo que podemos tener? Amar es querer y no tener. Amar es no tener. Lo que tenemos, lo tenemos, no lo amamos.
A. [la Mujer]
Y si nos amáramos a pesar de todo !
B. [el Hombre]
No, ahora, no se puede más. Nosotros descubrimos en un instante lo que la gente feliz no descubre en toda su vida, lo que la gente infeliz solo descubre después de mucho tiempo. Descubrimos que somos dos, y que por eso no nos podemos amar ni tampoco imaginar que se ama.
A. [la Mujer]
¡Pero yo te amo tanto, tanto! Si dices eso, es porque no te puedes imaginar cuánto te amo.
B. [el Hombre]
No, es porque yo sé cuanto no me puedes amar... Escúchame. Nuestro error ha sido pensar en el amor. Solo hubiéramos tenido que pensar al otro. Así nos hemos revelado, descubiertos de la ilusión para ver bien cómo éramos, y vimos que eramos apenas como una ilusión. Al fin, no somos nada mas que Dos. Al fin, somos una epopeya eterna - el Hombre y la Mujer...
A. [la Mujer]
¡Oh, mi amor! ¡No pensemos mas, no pensemos mas! Amémonos sin pensar. ¡Maldito sea el pensamiento! Si no pensáramos, seríamos siempre felices... ¡El que ama no necesita saber que ama, ni pensar el amor, ni lo que es el amor !

Fernando Pessoa, Diálogo en el jardín del palacio - El Privilegio de los Caminos , trad. Vale



B. [l’Homme]
Vaut-il la peine d’aimer ce que nous pouvons avoir ? Aimer c’est vouloir et ne pas avoir. Aimer c’est ne pas avoir. Ce que nous avons, nous l’avons, nous ne l’aimons pas.
A. [la Femme]
Et si nous nous aimions malgré tout !
B. [l’Homme]
Non, maintenant ce n’est plus possible. Nous avons découvert en un instant ce que les gens heureux ne découvrent jamais au long de leur vie et ce que les plus malheureux mettent longtemps à trouver. Nous avons découvert que nous sommes deux et que, par conséquent, nous ne pouvons pas nous aimer. Nous avons découvert que l’on ne peut pas aimer mais seulement imaginer que l’on aime.
A. [la Femme]
Mais moi je t’aime tant ! Si tu dis cela c’est parce que tu ne peux pas imaginer combien je t’aime.
B. [l’Homme]
Non, c’est parce que je sais à quel point tu ne peux pas m’aimer... Écoute-moi. Notre erreur a été de penser à l’amour. On n’aurait dû penser qu’à l’autre. Nous nous sommes ainsi dévoilés, déshabillés de l’illusion, pour bien voir comment nous étions et nous avons vu que nous n’étions qu’une illusion. Au fond nous ne sommes rien de plus que deux. Au fond, nous sommes une épopée éternelle - l’Homme et la Femme...
A. [la Femme]
Oh, mon amour, ne pensons plus, ne pensons plus. Aimons sans penser. Que la pensée soit maudite ! Si on ne pensait pas, on serait toujours heureux... Celui qui aime n’a pas besoin de savoir qu’il aime, ce qu’est l’amour , de penser l’amour !

Fernando Pessoa,Dialogue dans le jardin du palais - Le Privilège des Chemins, trad. Teresa Rita Lopes, ed. José Corti, 1990



B. [o Homem]
Valerá a pena amar o que podemos ter ? Amar é querer e não ter. Amar é não ter. O que temos, temos, não amamos.
A. [a Mulher]
Se, apesar de tudo, nós nos amássemos !
B. [o Homem]
Não, agora já não pode ser. Descobrimos num momento o que os felizes atravessam a vida sem descobrir, e os mais infelizes levam muito tempo a achar. Descobrimos que somos dois e que por isso não se pode amar mas só supor que se ama.
A. [a Mulher]
Ah mas eu amo-te tanto, tanto ! Tu se dizes isso é porque não imaginas quanto eu te amo.
B. [o Homem]
Não, é porque sei quanto tu me não podes amar... Escuta-me. O nosso erro foi pensar no amor. Devíamos ter pensando apenas um no outro. Assim, descobrimo-nos, despimonos da ilusão para vermos bem como éramos e vimos que éramos apenas como a ilusão nos fizera. No fundo não somos nada senão Dois. No fundo somos uma epopeia eterna - o Homem e a Mulher...
A. [a Mulher]
Oh, meu amor, não pensemos mais, não pensemos mais. Amemos sem pensar. Maldito seja o pensamento ! Se não pensássemos seríamos sempre felizes... Que tem quem ama com o saber que ama, com pensar amor, com o que é o amor ?...

Fernando Pessoa, Diálogo no Jardim do Palácio - O Privilégio dos Caminhos - comp. Teresa Rita Lopes, ed. José Corti, 1990
Talita se corrió un poco en la cama y se apoyó contra Traveler. Sabía que estaba otra vez de su lado, que no se había ahogado, que él la estaba sosteniendo a flor de agua y que en el fondo era una lástima, una maravillosa lástima. Los dos lo sintieron en el mismo instante, y resbalaron el uno hacia el otro como para caer en ellos mismos, en la tierra común donde las palabras y las caricias y las bocas los envolvían como la circunferencia al círculo, esas metáforas tranquilizadoras, esa vieja tristeza satisfecha de volver a ser el de siempre, de continuar, de mantenerse a flote contra viento y marea, contra el llamado y la caída.


Talita s'enfonça un peu plus dans le lit et s'appuya contre Traveler. Elle savait qu'elle était de nouveau a ses côtés, qu'elle ne s'était pas noyée, qu'il la soutenait à fleur de l'eau et qu'au fond c'était dommage, merveilleusement dommage. Ils le sentirent tous les deux au même instant et ils glissèrent l'un vers l'autre comme pour retomber en eux-mêmes, sur la terre commune où les mots, les caresses et les bouches les enveloppaient comme la circonférence enveloppe le cercle, ces métaphores rassurantes, cette vieille tristesse satisfaite de redevenir l'homme de toujours, de continuer, de se maintenir à flot contre vents et marées, contre l'appel et la chute.

Cortázar - Rayuela [133] [-140]

Arbol..

Así como el árbol se fertiliza con sus hojas secas que caen y crece por sus propios medios, el hombre se engrandece con todas sus esperanzas destruidas y con todos sus cariños deshechos.

F. William Robertson

Lucid Dreaming


is the experience of envisioned images, sounds, or other sensations during sleep. The events of dreams are often impossible or unlikely to occur in physical reality, and are usually outside the control of the dreamer. The exception is lucid dreaming, in which a dreamer realizes that they are dreaming, and they are sometimes capable of changing the oneiric reality around him or her and controlling various aspects of the dream, in which the suspension of disbelief is often broken

Solamente

SOLAMENTE

ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida

Alejandra Pizarnik

la Maga


..yo describo y defino esos rios,ella los nada.Yo los busco,los encuentro los miro desde el puente,ella los nada .Y no sabe ,igualita a la golondrina.No necesita saber como yo ,puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga.Ese desorden que es su orden misterioso,esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas del .Su vida no es desorden mas que para mi ,enterrado de prejuicios,de desprecio y de respeto al mismo tiempo.Yo condenado a ser absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo.Ah ,dejame entrar ,dejame ver algun dia como ven tus ojos...Julio Cortazar

Buscar..

Buscar una cosa

es siempre encontrar otra.

Así, para hallar algo,

hay que buscar lo que no es.

Buscar al pájaro para encontrar a la rosa,

buscar el amor para hallar el exilio,

buscar la nada para descubrir un hombre,

ir hacia atrás para ir hacia delante.

La clave del camino,

más que en sus bifurcaciones,

su sospechoso comienzo

o su dudoso final,

está en el cáustico humor

de su doble sentido.

Siempre se llega,

pero a otra parte.

Todo pasa.

Pero a la inversa.

Roberto Juarroz

se sienta a la mesa y escribe..


Poesía: Juan Gelman

Confianzas

se sienta en la mesa y escribe
"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la revolución" dice
"ni con miles de versos harás la revolución" dice

y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán

no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos

ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos

"con este poema no tomarás el poder" dice
"con estos versos no harás la revolución" dice
"ni con miles de versos harás la revolución" dice
se sienta a la mesa y escribe

Palabras desde Chile,desde un corazon ardiente BTZ*..



"y que nada está perdido si se tiene por fin el valor de proclamar que todo está perdido y que hay que empezar de nuevo" Rayuela

"Caminar.
A veces se quiere caminar indefinidamente. Leyendo (o pensando) poesías que interpelen, escuchando a los árboles, conversando con alguno que otro que se cruce en el camino.
Y sólo eso. Caminar y caminar.
Dejando atrás situaciones, ideas, pasados y sentimientos... sobre todo sentimientos.
Vomitar.
O la segunda opción es vomitar. Vomitar palabras, gestos, calaveras y diablitos. Una que otra lágrima, quizás, si salen mientras nadie mira.
Y así quedar en los huesos. En los huesos de tanto vomitar.
Es la única forma de volver a alimentarse. Y llenarse de nuevas palabras, nuevos gestos, nuevos sentimientos... y diablitos y calaveras.
Nunca se acaba.
Una vez que se termina...
es inevitable volver a empezar."
BTZ*

Anoche soñé con vos...estabamos juntos varios de tus amigos, y yo y mi
mejor amigo en Santiago, hablabamos en un pasillo con paredes blancas
como la nieve pero muy grandes que desembocaban sobre un cielo azul
sin nubes.



take a walk on the wild side..

Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos
trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su
vestimenta
o bien no conversa con quien no
conoce.
Muere lentamente
quien evita una pasión y su remolino
de emociones,
justamente estas que regresan el brillo
a los ojos y restauran los corazones
destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando esta infeliz
con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto para ir
detrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
Pablo Neruda

Mañana vas a querer cambiar el mundo..

Rumbo..


ETIMOLOGÍA: Del latín rhombus (rombo), porque esta era la figura que estaba representada en las brújulas.

rumbo1.

(Del lat. rhombus, rombo).

1. m. Dirección considerada o trazada en el plano del horizonte, y principalmente cualquiera de las comprendidas en la rosa náutica.

2. m. Camino y senda que alguien se propone seguir en lo que intenta o procura.

3. m. Heráld. Losange con un agujero redondo en el centro.

4. m. Mar. Agujero que se hace o se produce en el casco de la nave.

5. m. Mar. Pedazo de tabla que se echa en el costado o en la cubierta de la nave cuando se ve que aquella parte no es capaz de recibir estopa.

6. m. Nic. remiendo.

abatir el ~.

1. loc. verb. Mar. Hacer declinar su dirección hacia sotavento.

corregir el ~.

1. loc. verb. Mar. Reducir a verdadero el que se ha hecho por la indicación de la aguja, sumándole o restándole la variación de esta en combinación con el abatimiento cuando lo hay.

hacer ~.

1. loc. verb. Mar. Ponerse a navegar con dirección a un punto determinado.



rumbo

m
1. (camino) direction ƒ;
(de los sucesos) cours m.
2. Náut cap m, route ƒ;
ir con r. a faire route vers.
3. Loc: cambiar de r. se dérouter;
perder el r. perdre le nord;
sin r. fijo sans but;
tomar buen r. (asunto) bien tourner